28.4.09

Necesidad.

Pasó el tiempo y me quedó eso, la furia del desencuentro, el desajuste, la falta de cuentas, como si necesitara en realidad un resultado, alguien que me diga qué paso y porqué estoy acá y qué es este frío que se traga mis huesos, porqué pasaron los días y se llevaron tanto dejándome la sobra más miserable, y yo trato de saborearlas pero no hay remedio, sobre todo cuando sé que en realidad no soy nada, un par de recuerdos, la casa fría, el resto de los restos de los restos que ya no tienen nombre.

20.4.09

Sin titulo.

Qué nos queda más que el alma,
el amor, el pecho, las ganas
la necesidad nefasta de lo
prescindible,
nos queda así un poquito
el aroma de las pieles
y de las sábanas, el sabor eterno
del placer
y de las culpas
la diminuta finitud de tiempo
que somos,
que pasa
cuando no amamos,
y cuando realmente somos
una nada, y no hay más alma,
y no hay más ganas.

4.4.09

Traumas.

Imaginame con la cara llena de tierra, era una cosa de no creer, y eso que la gente ni se daba cuenta, yo estaba ahí y de repente nadie me miraba, las cosas cambian un poco con el tiempo, te caés y por ahí te quebrás y nadie se da cuenta, todos hacen la vista gorda, las autoridades te ignoran y es como si te maltrataran. Se supone que yo pago con lo que podría alimentar a mis hijos un poco más para que veinte ñoquis puedan tomar más café, a vos te parece, un día te tropezás y por ahí te morís de un paro o de una hemorragia interna y la gente se escandaliza un rato y pasa en eso suficiente tiempo como para que cualquier posibilidad de salvarte desaparezca. Así que yo estaba ahí, tratando de comprobar si no me había quedado ciego o no se me había salido de lugar la rodilla mientras la gente daba vueltas tratando de encontrar algo sorprendente o sobrenatural, y yo no es que me había tirado a voluntad sino que por ahí uno de ellos me había empujado, no me extraña, empujarme para que haya algo de lo que extrañarse, un pequeño cambio en su vida de mierda. Y cuidado, porque nadie elije ser la víctima, un día te toca a vos, a ella, a él, y bueno, ese día a mí pero yo soy uno más, ni siquiera les importó que yo fuera abogado o doctor o psicólogo, andá a saber, si no tuviera la sensación de estar hundiéndome en el asfalto hoy podría estar salvando su mugrosa y negra vida.